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Avatar de Laura Prudencia

No pude no llorar y volver a mi misma y a mi sexualidad que ha sido, además de un libro abierto -aparentemente- un camino borrascoso por el que intento llegar a mí.

Te leí y volví a los mete y saca, y a los rechazos de aquí para allá y viceversa.

Vuelvo a mi, cuando mi cabeza se oscurece y lo que hay entre mis piernas muere por meses y ya no soy una pareja funcional “porque el sexo es fundamental”? Para ser una pareja. Cuando mi libido se va por periodos de hasta un año y me siento una farsa, una impostora… por ir deambulando como una “femme fatale” que sólo esta fría y apagada y perdió su valor… que dicho sea de paso, también está puesto en el desempeño esperado y en ser el objeto de sus fantasías.

También me veo lastimándoles -sin querer- pero sobretodo viene a mi cabeza una cifra, de mis propias estadísticas. Y es que el 99% de los chicos con los que he estado - y debo admitir que he estado con bastantes personas- no se les ha parado en algún momento, casi siempre en la primera. A esto me enfrenté muy joven y claro, las primeras culpas -autoculpas- recayeron en mí (que mis gorditos, que mi acné, que no sé chupar, etccc).

Menos mal mi cerebro es una joyita preciosa (y mi órgano sexual más poderosos), y me permitió sumergirme en una búsqueda de info y de todo para concluir, a muy temprana edad, que era el pene -y no yo-, tan arrogante y tan sensible a la vez y tan atado a la cabecita del otro. Que los nervios lo hacían trizas y que definitivamente no había que ponerlo en el centro ni como invitado principal, porque podía pirarse fácilmente. Entonces cuando esto pasaba, ya no salía corriendo dejando un cuarto lleno de hormonas silenciosas y demonios en formación. Les proponía respirar y relajarnos y sólo conversar y sólo jugar y sólo… hacernos el amor de otras maneras. No necesitamos a la verga, les decía a veces en charla, pero en serio. Creo que quienes se quedaban, porque a veces su ánimo se moría con el pene, lo disfrutaban genuinamente.

El punto es que este camino me llevo a trabajar mi empatía como mi mayor atributo sexual y el talento para leer bien libros lo trasladé a la lectura de personas, para romper los guiones de un encuentro sexual y construir uno a la vez con cada persona o personas involucradas en el encuentro sexual…

Gracias por compartir, pero sobretodo gracias por hacer un llamado al colectivo, al sanar juntos, espero acudan a tu llamado y también puedan ser cada vez versiones diferentes de hombres, con masculinidades amplias, con cuerpos múltiples y roles que no sean carga para los seres que los habitan.

Un abrazo.

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Avatar de Carolina Chavate

Gracias amigo querido, por atreverte no solo a nombrar; a escribir, sino a compartir esta intimidad que cuando es honesta, se vuelve universal. Para mí como mujer tu historia despierta muchas resonancias de ambos lados. Del lado del cuerpo trofeo, desde adolescentes hemos sido "condenadas" al rol de objeto de deseo y no el.de ser deseantes. Me conmovió mucho la historia de tu amigo en el closet porque la vergüenza los habitó a los 3 de distintas maneras y me vi también con esa emoción muy presente a esa edad. El gozo, con suerte, nos llega o nos lo permitimos, ya adultxs. Y cómo cuesta vivir el gozo porque como bien nombras, ese sí que requiere compromiso y trabajo de consciencia. Y el otro lado que me resuena, es el de las capas de la creencias que nos ha tocado remover con pico y pala. Una de las que más me ha habitado como mujer y hasta hace muy poco me di cuenta es el de reducir el sexo a la penetración. Cuando en realidad es un universo. Concebido así es cuando te das cuenta de las veces que has o han vulnerado ese espacio sagrado tuyo o las diversas y bellísimas posibilidades que hay para honrarlo. En fin, tema largo pero no quería dejar comentar este ensayo.

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